Conclusiones del Estudio de HISPACOOP sobre alimentos, envases y residuos
- Primero el consumo, luego la ecología: para los consumidores no es prioritario el criterio medioambiental en el momento de la compra.
- El estudio desvela que la proliferación de envases solo se considera un problema cuando se convierte en un residuo.
- Con la crisis, los consumidores ajustan su compra de alimentos para evitar el desperdicio.
- El SDDR rompería la lógica de la conciencia y sensibilización ambiental para introducir otra de tipo coercitivo.
Madrid, 12 de diciembre de 2016.- La Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios, HISPACOOP, ha realizado un estudio sobre la relación entre el consumo y el reciclaje, y el lugar que ocupa la conciencia ambiental. En este sentido, una de las principales conclusiones es que en el momento de la compra, el consumidor no tiene en cuenta criterios medioambientalistas y la proliferación de envases solo se considera un problema cuando se convierten en residuos.
El Estudio sobre el comportamiento de los consumidores en la gestión de los recursos y los residuos, que combina técnicas cuantitativas y cualitativas, refleja, en relación con los hábitos de compra, que nueve de cada diez consumidores compran alimentos que se adecuan a sus necesidades y que eviten desperdiciar alimentos. El 85,6 % buscan mantener el alimento fresco por más tiempo y el 81% la apariencia perfecta de frutas y verduras. Con menor frecuencia se encuentra el resto de criterios: evitar generar más residuos, impacto medioambiental de los envases o embalajes o el sistema de apertura y cierre del producto, entre otras cuestiones.
Por otro lado, el estudio refleja una tendencia positiva en la reducción del desperdicio alimentario. El 35,4% de la población afirma que nunca o casi nunca se estropean alimentos que conserva en el hogar, mientras que más de la mitad señalan que esto les ocurre pocas veces (57,3%). Los alimentos conservados en el hogar se estropean, fundamentalmente, por el ajetreo de la vida actual, por olvido o despiste, por no saber cómo aprovechar las sobras, y por una mala conservación.
Los hogares donde, con menor frecuencia, se estropean alimentos son aquellos con un estatus social inferior y aquellos con pocos ingresos. Mientras que en las dos grandes urbes, Madrid y Barcelona, es donde con mayor frecuencia se estropean los alimentos.
Envases
Encabezan el ranking de envases preferidos por los consumidores aquellos que preservan los alimentos más tiempo y los envases de fácil apertura y manipulación. En tercer lugar aparecen los envases con apertura y cierre. Finalmente, solo un 26% de los encuestados dicen tener en cuenta criterios medioambientales a la hora de comprar.
Gestión de residuos y reciclaje
Todos los consumidores reconocen la importancia de la conciencia medioambiental en el reciclaje, que se presenta como una convicción social con alto grado de consenso. Sin embargo, a la vista de los resultados, cabe hablar de un desdoblamiento sociológico: el ciudadano se comporta simultáneamente como consumidor, bajo las exigencias de la lógica del consumo, y como ecologista, en un momento posterior.
El hábito de separar o reciclar está clara y positivamente asociado a las grandes ciudades, y en algunos casos al estatus y renta. En hogares con menos ingresos y de clase social baja existe una tendencia a reciclar menos. Los datos reflejan que el 86,2 % de los consumidores separan envases de vidrio y 83,7% papel y cartón. El contenedor amarillo lo utilizan el 78,5 %. Preguntados por el aumento de contenedores en el hogar, más de la mitad de los consumidores cree que la barrera está en tres y un 74% afirma que cuatro contenedores son incómodos.
Sistemas de gestión de residuos
El sistema actual (SIG), sostenido sobre la conciencia ambiental del individuo, es conocido por todos los encuestados, que afirman mayoritariamente no tener dudas sobre cómo reciclar aunque en la práctica se detectan fallos a la hora de seleccionar a qué contenedor corresponde cada residuo. Sin embargo, aunque todavía sea necesario continuar con la labor didáctica, el proceso de implantación y concienciación social avanza en una dirección segura.
El Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) es un sistema que implica el pago de un depósito en el momento de la compra y afecta al 9 % de los envases. El depósito se podría recuperar en el caso de que el consumidor devuelva el envase en el punto de venta en perfectas condiciones: sin aplastar, vacío y con la etiqueta intacta.
El estudio ha detectado tres elementos negativos asociados al SDDR: el incremento del número de contenedores necesarios en el ámbito doméstico, lo que perjudica a los hogares con menos renta y en ámbitos urbanos; segundo, que los envases deban conservarse y devolverse en perfecto estado; y tercero, vincular a los momentos de compra la práctica de deshacerse de los residuos, limitada a los horarios comerciales.
Ante la necesidad de coexistencia de ambos modelos, SIG y SDDR, el consumidor cuestiona que el destino final del producto recogido es el mismo que el del sistema actual, el reciclaje, y no la reutilización del envase.
En consecuencia, los consumidores interpretan que se trata de un cambio de modelo en el que prima lo coercitivo frente a la sensibilización ambiental, y penaliza a quienes ya reciclaban mientras que no asegura la incorporación de las personas que nunca reciclan.